26 enero 2009

Una alternativa obrera y socialista.

Con cada crisis vuelven los “infiltrados”

Cada vez que los gobiernos tienen que aplicar las políticas antipopulares, sus voceros o aplican el Estado de Sitio o claman contra las denuncias y los reclamos señalando a quienes se movilizan contra los abusos como “infiltrados”.

La bancarrota capitalista mundial condiciona por completo las perspectivas económicas y políticas de los países dependientes como el nuestro.

En China, para algunos la locomotora; han debido en el sur, cerrar 40.000 empresas. En Brasil solo en diciembre se despidieron a 600.000 obreros y hay casi un millón con suspensiones y adelanto de vacaciones. En Rusia los despidos son una catástrofe social.

Las naciones atrasadas que se adjudicaban grandes superávit fiscales y comerciales estan en la lona. Solamente en 2009 deben atender el pago de 8 billones de dólares de deuda externa. Esta deuda fue contraída en su mayor parte por las corporaciones capitalistas que operan en esos países. En China la deuda supera los dos billones y medio de verdes. En Brasil U$s 650.000. En China, India, Brasil y Rusia en 6 meses la fuga de capitales fue imparable. En el caso de Argentina la deuda es de U$s 64.000.000.000 (40.000 millones privados) mucho más que las reservas.

La fábula que los países atrasados son “victimas de una crisis que sus gobiernos no generaron”, es mentira. Cuando importan el capital excedente importan las crisis que el capital acumula (burbujas y estafas). El excedente de divisas que obtuvieron los países dependientes por superávit comercial, fue lo que financió la inversión de capital extranjero el que finalmente se apropio del excedente comercial generado 1) por el aumento de los precios y 2) por el aumento de los volúmenes de las exportaciones.

La crisis del 2001 en Argentina no resolvió la cuestión de la Deuda. La Deuda pública creció en términos absolutos, por la inflación y nadie la refinancia en los mercados internacionales porque el Estado argentino es “defaulteador”.

El gobierno hace frente a esta crisis como a la del campo, desarmando al movimiento obrero mediante el auxilio de la CGT y la CTA que fingen que la crisis industrial es transitoria. Preparando las condiciones para que se acepten los despidos en masa, el congelamiento de los salarios, la flexibilidad laboral y las suspensiones. Es decir desarmando cualquier respuesta popular al planteamiento del bloque pro-imperialista (Duhalde, Carrio, Macri, Binner, UCR, Recrear, etc) quienes piden la mega devaluación, el acuerdo con el FMI y los créditos para que la patronal los utilice y luego estatice sus deudas. Todo con el silencio cómplice de los Lozanos, los Solanas y la trouppe centroizquierdista. El kirchnerismo no denuncia al bloque pro-imperialista que pide y trabaja por la mega devaluación y el acuerdo con el FMI.


La bancarrota de las dos centrales burocratizadas subordinadas al gobierno plantea que con los despidos masivos vamos a la quiebra de obras sociales y cajas de jubilación

La resistencia obrera a las cesantías y de las patronales al reparto de las horas de trabajo, lleva a la ocupación de las fábricas.

La experiencia histórica nacional esta agotada, el país en ningún momento ha salido de la crisis crónica y de la secuencia de estallidos sociales cada vez más violentos.

La reorganización social bajo la dirección de gobiernos de obreros y explotados ha madurado en América Latina, dos décadas de insurrecciones populares oponiéndose a la entrega de la nación por parte de sus burguesías es contundente. Ni las burguesías “nacionalistas” o abiertamente represivas han podido poner fin a esas rebeliones.

Por la experiencia histórica el derrumbe general cuestionará a los regímenes políticos vigentes.

Ante el colapso capitalista y la enorme miseria que engendra: que la crisis la paguen los capitalistas, expropiar a los expropiadores, la alternativa es obrera y socialista.

Lisandro Martinez
155 690 1833

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